Al
releer La ciudad y los perros, el autor notó la nostalgia de aquella
época, de la sociedad en medio de la cual la escribió y, al tener
que enfrentarse a ella, se acordó de sus inicios, cuando nunca
podría haberse imaginado que esta novela iba a tener la historia,
que al final tuvo y, mucho menos, que 50 años después continuaría
siendo un texto vivo, que ha sido traducido a 30 idioma. Un libro que
no sólo es el resultado de “la fantasía y la imaginación” sino
de las experiencias que ah vivido el propio autor, ya que buscó
reflejar el tiempo que estuvo en el colegio militar Leoncio Prado,
donde su padre decidió matricularlo, para poder quitarle de la
cabeza la idea de vivir para la literatura. A este colegio iban
chavales de todas las partes del país, que llegaban acompañados de
sus prejuicios, rencores y sus resentimientos. Dicha experiencia no
fue muy grata, para el entonces joven escritor, ya que tuvo que
sufrir mucho por la disciplina y la violencia, que caracterizaba al
centro. Pero, en el fondo, el escritor está muy agradecido al
colegio, ya que aprendió como era, realmente, el Perú donde le
había tocado vivir.
Foto:
fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario