domingo, 24 de junio de 2012

Un libro sobre los gustos sexuales de los famosos (II)



En ese momento, la escritora decidió escribir este libro, bajo la premisa de Luis Buñuel: “La imaginación no delinque”. Entre las fantasías caníbales, hay que señalar a Salvador Dalí, que sentía una verdadera atracción por el mundo de la comida y que era, para él, una especie de orgasmo. Así, para él, el canibalismo es una de las manifestaciones más evidente de la ternura. No en vano, soñaba con hacer más pequeña a Gala, como una oliva y atragantarse con ella. A la espía más conocida, como es Mata Hari, su marido le arrancó un pezón de un mordisco, no se sabe si fue por un ataque de ira, muerto de celos por su afán, mezcla de erotismo y canibalismo; o de pasión desmesurada. Entre los fetichismos, tenemos a Boris Vian, que escribía su nombre con algo tan íntimo, como es el esperma o el romántico Bécquer, que uno de sus sueños era hacerlo, con una mujer virgen, completamente virgen, en un cementerio. Cleopatra, por su parte, era conocida por su gran voracidad sexual que, entre otras cosas, le permitió tener felaciones con miles de hombres. Incluso, se sabe que, en una única noche, se las realizó a cien romanos, algo muy normal, vamos.
Foto: fuente

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