Por
otro lado, el mes de septiembre, según ha indicado el director de la
feria, Teodoro Sacristán,
"va a marcar un antes y
un después.
Hoy no somos ajenos a la intervención de España, o como quieran
llamarlo, pero el público está 'reservón' a la hora de gastar
dinero, y vienen a la feria a comprar 'el libro', y no como hacían
años atrás, cuando se llevaban varios, bien porque les apetecía o
porque les convencía el expositor". "Esa compra de impulso ha
caído", a pesar del hecho de que "el público ha
respondido un año más y ha venido a la feria", un dato a
destacar porque en los primeros meses del año "la bajada de
compradores en las librerías ha sido importantísima y ha
experimentado un descenso notable". Eso sí, se ha señalado la
existencia de picos favorables, como fue la noche de los libros, del
pasado día 13 de abril. Las librerías se encuentran en un momento
de UVI, donde se debería reclamar al público que "esa
fidelidad que han tenido con la feria del libro la mantuvieran
durante el resto del año y acudieran a las librerías". Y, es
que el sector del libro parecía estar aguantando, bastante bien, el
tirón de la crisis; pero, este año, parece que la cosa no ha sido
así. Sobretodo, ya que las familias, que son las que más se acercan
hasta aquí, se levantan, cada día, con noticias horribles, sobre el
futuro de la economía.
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