lunes, 25 de junio de 2012

Sexo, política y mentiras, en una novela sobre los peligros del liberalismo salvaje (IV)



Mientras tanto, Victoria es el personaje feminista, lleno de curvas. El autor recuerda que estamos viviendo en una sociedad que va muy rápido, que cambia muy deprisa, donde se toman decisiones, de manera constante y en la que lo que era válido ayer, no vale para hoy. Eso es lo que hace que estemos ante un mundo bastante angustioso.
El personaje de Victoria va a representar el poder e, incluso, en el campo más íntimo, se van a invertir los papeles, con una parte femenina mucho más prepoderante en David, quien jamás llega a conseguir el orgasmo con ella. Este es el único punto que el escritor deja abierto, para el lector, para que pueda interpretarlo, de manera libre. Del personaje de Victoria, Reinhardt añade que no le gusta su ideología, pero si que sea feminista, su libertad, su manera de afirmarse como mujer, por eso la caracteriza por un cuerpo muy rotundo, con curvas, inspirado en las diosas de la Antigüedad, para poder "combatir los dictados de nuestra época, que también son detestables en la moda, no solo en las finanzas". Con este personaje, el autor busca mostrar su desaprobación con la delgadez, la depilación total y el ultrabronceado, en un mundo globalizado, donde se indica qué debemos comer, qué música escuchar o qué vestir.
Foto: fuente

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