Mientras
tanto, Victoria es el personaje feminista, lleno de curvas. El autor
recuerda que estamos viviendo en una sociedad que va muy rápido, que
cambia muy deprisa, donde se toman decisiones, de manera constante y
en la que lo que era válido ayer, no vale para hoy. Eso es lo que
hace que estemos ante un mundo bastante angustioso.
El
personaje de Victoria va a representar el poder e, incluso, en el
campo más íntimo, se van a invertir los papeles, con una parte
femenina mucho más prepoderante en David, quien jamás llega a
conseguir el orgasmo con ella. Este es el único punto que el
escritor deja abierto, para el lector, para que pueda interpretarlo,
de manera libre. Del personaje de Victoria, Reinhardt añade que no
le gusta su ideología, pero si que sea feminista, su libertad, su
manera de afirmarse como mujer, por eso la caracteriza por un cuerpo
muy rotundo, con curvas, inspirado en las diosas de la Antigüedad,
para poder "combatir
los dictados de nuestra época, que también son detestables en la
moda, no solo en las finanzas".
Con este personaje, el autor busca mostrar su desaprobación con la
delgadez, la depilación total y el ultrabronceado, en un mundo
globalizado, donde se indica qué debemos comer, qué música
escuchar o qué vestir.
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