Fue
un duro crítico de su país, en particular invocando, una y otra
vez, su incapacidad par a poder convertirse en una sociedad realmente
moderna y estaba empeñado en hacer público los misterios del alma
de los mexicanos. Su concepción sobre la lengua era muy fácil de
reconocer, ya que, a veces, era como un río caudalosos, otras, como
un simple arroyo, pero él siempre era el dueño de un cauce, toda
una corriente, muy profusa de oralidad, entre dos riberas, de gran
importancia, que son la memoria y la imaginación. Fuentes se
caracterizó por ser un gran amante del idioma en la que escribía,
además, reconoció que, durante su niñez, tuvo que luchar por
conservar el español, por no perder su lengua nativa. Para él, el
idioma es lo mismo que la nacionalidad, es un conjunto opresivo de
significados sujetos, que siempre están en lucha, para poder
realizar la reconquista. Es considerado el fundador de la novela
modernista en México. Él cursó estudios superiores en la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en el Instituto de
Altos Estudios Internacionales de Ginebra (Suiza). Desde muy joven,
sobresalió por su valía literaria y ayudó en la universidad, a que
se formara una generación de escritores, de una calidad
extraordinaria. Siempre dijo ser admirador de autores, tan
importantes, como los británicos D.H. Lawrence (1885- 1930) y Aldous
Huxley (1894- 1963), lo que se reflejaba en su obra.
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