miércoles, 28 de marzo de 2012

Lovecraft, el autor del terror (II)


Su línea, por parte de su padre, era de origen británico y Lovecraft llegó a descubrir que su apellido procede del siglo XV. A Lovecraft, desde que era pequeño, le gustaba visitar parajes extraños y que estuvieran apartados, para poder dar rienda suelta a toda su imaginación, que era desbordante. En estos lugares (que podían ser cuevas, arboledas lejos de las viviendas...) solía recrear situaciones históricas o se dejaba llevar por la observación de los pequeños detalles que, para el resto de las personas, podrían parecer inadvertidos, pero todo eso fascinaba al propio Lovecraft: le gustaba pararse a escuchar a las hadas del bosque o poder imaginar lo que podría suceder, dentro del espacio exterior. Una de las razones por las que les gustaba evadirse del mundo en el que le tocó vivir, podría ser, por las ataduras bajo las que le sometía su propia madre, que le repetía que él no debía jugar con otros niños, ya que eran de menor categoría, o diciéndole, una y otra vez, que él era muy feo y nunca llegaría a ser alguien en la vida. Un hecho que le marcó fue que, cuando tenía tres años de edad, su padre sufrió una crisis nerviosa, en una habitación de un hotel de Chicago, donde se podría encontrar alojado, por algún tipo de motivo de trabajo, y le ingresaron en el Butler Hospital, en el Centro Psiquiátrico de Providence y, desde ese momento, se le incapacitó, de manera legal, a causa de una serie de trastornos de índole neurológica.
Foto: fuente

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