viernes, 2 de marzo de 2012

Adolfo Bioy Casares o la Invención de Morel (III)


Otro elemento muy importante, dentro de la obra de este gran escritor argentino, es el elemento erótico. La pasión amorosa es una pieza fundamental en sus escritos, eso sí, visto desde un punto de vista irónico, ya que el amor es visto no como algo sublime, sino como algo fatal. Las relaciones, en su obra, se presenta como algo parecido al mítico amor cortés, aunque las amadas son descritas como seres tenebrosos, que son superiores a los hombres. Se piensa que tiene que ver con el verdadero carácter del escritor, que era un hombre de un carácter muy enamoradizo, que hizo que tuviera muchas sombras. Incluso, Octavio Paz lo llegó a describir de esta manera: “El amor —en Bioy Casares— es una percepción privilegiada, la más total y lúcida, no sólo de la irrealidad del mundo, sino de la nuestra”. Aunque ya había publicado otras obras, la verdadera etapa dorada se inició en el año 1940, cuando publica su novela más importante, “La invención de Morel”. En ella trata la historia de un prófugo que logra escapar a una isla, que se piensa que está infectada por una enfermedad letal. Cuando se inicia su etapa en la misma, pierde todo el sentido con la realidad y se da cuenta de que en la isla viven personajes, que él mismo había creado con una máquina inventada por él. Dichas imágenes de los personajes, con acciones que se repiten una y otra vez, provoca que el prófugo termine casi loco. También, H.G. Wells llegó a hablar de esta novela: “En español, son infrecuentes y aún rarisimas las obras de imaginación razonada. (…) La invención de Morel (cuyo título alude filialmente a otro inventor isleño, a Moreau) traslada a nuestras tierras y a nuestro idioma un género nuevo. He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releido; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta”.
Foto: fuente

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