lunes, 9 de abril de 2012

Un clásico de la literatura: Don Quijote de la Mancha (III)


Un dato curioso es que Cervantes sólo se reservó el privilegio de impresión para el reino de Castilla, lo que hizo que en los reinos aledaños se pudieran imprimir copias mucho más baratas que, después, se iban a vender en el resto de Castilla. Por otro lado, las numerosas críticas de carácter neoaristotélico por la nueva fórmula teatral, que ensayaba el propio Lope de Vega y que estuviera inspirado en un entremés, hacía que fuera atacada y que recibiese el odio de los lopistas y del propio Lope; quien, hasta ese momento, había sido amigo del propio Cervantes. Por todo esto, decidió que la segunda parte, que salió en 1614, fuera bajo el nombre de Alonso Fernández de Avellaneda y se jugó con el hecho de que, en el prólogo, se ofendía al propio Cervantes, tachándole de envidioso, como respuesta al agravio, que le infligió el propio Lope. Hay muchas teorías sobre quién era el verdadero Alonso Fernández de Avellaneda. Por ejemplo, Martín de Riquer, uno de los expertos sobre la obra, piensa que fue un personaje real, Jerónimo de Pasamonte, un militar que fue compañero de Cervantes. Por otro lado, el propio autor juega, otra vez, con el lector, ya que se entera que existe un posible suplantador.
Foto: fuente

No hay comentarios:

Publicar un comentario